Esta sencillísima receta ha estado en casa a lo largo de los años, ya la hacía mi madre en su día y siempre mis hermanos y un servidor terminabamos pidiendosela por teléfono, por que nunca te acordabas exactamente de los pasos a seguir.
Hasta que la haces una vez y la recuerdas para toda la vida.
Sabrosa, super fácil y nutritiva.
Y además si sobra, es el típico plato que comes al día siguiente y esta igual de bueno.
Y congela estupendamente.
Ingredientes
400gr carne de cerdo picada
2 chalotas
2 cucharadas de harina
Aceite de oliva virgen extra
200ml de leche entera
placas de pasta para canelones
300gr de tomate frito
150gr de queso rallado para gratinar
sal y pimienta
Elaboración
Comenzaremos rehogando las chalotas en un poco de aceite. Cuando se empiecen a poner transparentes, añadimos la carne picada y salpimentamos.
Rehogamos unos minutos hasta que la carne se cocine.
Retiramos la carne hacia un lado de la sartén y en el lado vacío, añadimos un chorrito más de aceite, Agregamos la harina, removiéndola un poco en el aceite para que se tueste y se cocine un poco.
Mezclamos todos los ingredientes y damos un par de vueltas.
En este momento añadimos la leche poco a poco sin dejar de remover, hasta conseguir la textura desada. Al seguir cocinando, la leche espesará esta bechamel ligera.
Debe quedar una pasta cremosa pero con cuerpo.
Retiramos y dejamos enfriar.
Mientras tanto cocemos las placas de canelones en abundante agua con sal y un poco de aceite.
Hervir el tiempo recomendado por el fabricante.
Pasar por agua fría e ir retirandolas a un paño limpio y seco.
Precalentar el horno a 180º.
Rellenar los canelones con la farsa que hemos hecho anteriormente y enrollar.
En una placa hacer una cama ligera de tomate frito e ir disponiendo los canelones en fila.
Una vez que tengamos todos los canelones, cubrimos de tomate frito ayudandonos con el dorso de una cuchara y espolvoreamos con el queso rallado.
Horneamos durante 30 minutos a 180º hasta que esten bien gratinaditos.
Comentarios
Publicar un comentario